terror transexual

un comentario en mi publicación dice que estoy “monetizando este programa a costa de la investigación y experiencias de personas trans un mínimo de ética” (no asumió que yo también soy una persona trans?)

esto me recuerda a los largos debates, en entornos médicos, feministas radicales e incluso de la misma comunidad trans, de quién tiene derecho a ser considerade una “trans válida”. un gatekeeping de quién sí y quién no tiene derecho a hablar de la vivencia trans. ¿quién soy yo, y por qué no tengo derecho a hablar de mi propia experiencia como persona transgénero, con las palabras que yo me elija, sin ser tachada de “plagiar”, y supuestamente, a quienes se autodenominan “desplazadas”? ser trans es muchas cosas. luminosas y oscuras. y entre ellas, muchas compartimos el terror que nos han impuesto y que, colectivamente, nos hemos reclamado por supervivencia. y por puro acto lúdico.

y nadie tiene el derecho de reclamarse el articular nuestros propios terrores transexuales. no cuando nos pertenece a todes quienes lo sentimos. no cuando todes hemos sentido dicha monstruosidad y hemos sido capaces de decirla en voz alta. no cuando hemos sido patologizades, despreciades, temides, rechazades, llamades mentiroses. nadie tiene derecho de piso a las palabras terror transexual si a todes nos habita de formas genuinas, derivado de nuestros propios tránsitos por entender quienes somos. y nadie tiene derecho de juzgar una forma de ganarse la vida, cuando todes buscamos formas de sustento en un entorno que sigue ejerciendo prejuicios hacia nosotres.

no se puede citar un texto que no se leyó. no se puede plagiar un trabajo que no se consultó. no se pueden robar unas palabras que nos pertenecen a todes.

y no somos las monstruas que nos inventamos para nosotras. somos las que la turba sedienta de sangre nos convierte. y lo que sigue, para seguir con vida, es robarles sus propias palabras. volvernos sus monstruas.